El día empezó con cierto nerviosismo. Era la mañana en la que daba mi carta de despido ("resignation letter" o "four weeks notice"), esa que dice que en un mes me largo; y, aunque trabajes en la fábrica de chopped El Pozo, esto siempre da un cosquilleo, un biruji. Sé que "biruji" es frío en bable, o al menos mi madre se refiere así a veces al frío (es de Oviedo)... pero yo lo empleo como nerviosismo, mariposas en el estómago, DESAZÓN. Pues eso, que la cosa fue estupendamente. Tan estupendamente fue que mi jefa se ha ganado mi respeto profesional. Siempre sospeché que bajo ese caparazón tortuganinjil de falsa autoridad, teatralidad y colegueo mal entendido, se escondía una profesional respetable. Y creo que hoy me lo ha confirmado.
Así que la pretendida sitcom que quiero escribir con mi chotaco Nacho (escuchadle todos los martes en el Morning 80 de M80 Radio con su pedazo de sección televisiva) ha perdido a un personaje: el de la jefa lamentable y zoqueta. Iba a ser moldeada en torno a ella (una mezcla dantesca parida por un mad doctor puesto de éxtasis con los caracteres de David Brent de "The Office" UK, el Michael Scott de "The Office" USA y el jefe medio y acomplejado español). Deberé revisar el molde, las cosas han cambiado. Nada es blanco o negro como a mí me gustaría, aunque dudo mucho que la escala de grises funcione en una telecomedia. Vale, puede que la jefa siga siendo un personaje surrealista y deleznable, pero le cambiaré el nombre. Ya no será una parodia de una persona. Espero. La sitcom, por cierto, se centrará en el apasionante mundo de los teleoperadores. El único trabajo que genera en los clientes la necesidad de insultarte. Anécdotas tengo para aburrir, si captara la marcianidad de los momentos tal cual sucedieron...
Para chascarrillos y sucesos sobre este apasionante microuniverso podéis visitar este blog imprescindible: http://elteleoperador.blogspot.com/
Luego, cuando el volumen de llamadas descendió y colgué a un par de señoras por mentecatas, me puse a pensar en elaborar una lista sobre las cosas despreciables que deberían ser castigadas a partir de mañana en el mundo. Si David Palmer, y no esa medianía de Obama, fuera el planetarca al mando, aquí iban a pasar unas cuantas cosas...
1. Al señor que, al verte comer algo rico (tipo donut de chocolate o unas lentejas hechas de casa), suelte el superoriginal "¡Cómo te cuidas!", se le despeñará por las escaleras. Si lleva un montón de papeles entre manos, mejor. Se añade efecto.
2. Al tipo que un lunes se le pregunte por su estado de ánimo y conteste, taciturno, "De lunes"; se le hará un pasillito preñado de collejas y capones. Capones de los con el dedo corazón. A hacer daño.
3. A aquel valiente que se venga arriba y nos cuente su fin de semana de ingesta de alcohol como si fuera un relato épico y él el héroe del mismo, colgándose medallas por su gesta con coletillas tipo "Acabé fatal" o "Si yo quería ser bueno...", se le obligará a enseñar los pechos. Los dos. Si es mujer, mejor. Si es mejor, mujer.
Ya iremos añadiendo castigos a la lista. Gentuza del mundo: sabed que no olvido y que iré a por vosotros. La justicia será servida. Cuando empiece a repartir manduca, aquello será como un bufé libre de la justicia y la galleta, una mezcla de Garzón y Van Damme absolutamente inapelable.
Rematé la jornada con lo que creí era el hallazgo definitivo, ¡ya tenía el nombre de mi revista! Tras abandonar, por diversos motivos, los nombres de "Zap!" o "Una revista de televisión" (que me vendió Nacho con mucho arte, imagináos a alguien pidiendo esta revista en el kiosco y el kiosquero preguntando "Pero, ¿cuál?"), me dije ¡ya está! ¡lo tengo! Pero luego le hice el pitching a Nacho y no petó. A Brendita le gustó algo más, pero esperaba un 2-0 y no un 1-1.
La historia del nombre es que ayer estaba cenando mientras veía con Lois The X Factor, ese clásico absoluto. Cada minuto es clasicismo. Y este año hay "jurados invitados" que se unen a Louis Walsh (el viejecillo, el padre de Frasier), Cheryl Cole ("La Cheryl") y el semidios Simon Cowell. Ayer le tocó a Pixie Lott, una mujer que me enamoró y de la que no puedo recordar ni una sola canción. Sus maneras humildes, pizpiretas y un poco como de estar en su propio mundo me cautivaron. Mientras trataba de recordar una de sus canciones (entre Duffies, Lili Allens y Katiperris uno se pierde), le di vueltas a su divertido -y absolutamente catchie, que diría Marta- nombre: PIXIE. Pensé el grupo, pensé en los dibujos... Pixie & Dixie... ¡¡PixiDixi!!
Así, con "i" latina las dos, toda la palabra junta y con la "P" y la "D" en mayúscula. Era divertido, recordaba a la televisión, era infantilón, inofensivo y algo "internacional"... Luego me encontré con que una banda de jazz de Barcelona se llama Pixi Dixi Band y pensaba llamarles para:
1. Saber si su nombre es "Pixi Dixi Band" o "Pixi Dixi" a secas.
2. Saber si siguen activos
3. Saber si podría conseguir gratis usar el nombre para mi revista de televisión o, bien, con una entrevista-publicidad gratuita en la misma.
Descarté todo esto cuando he visto que el nombre no ha triunfado... Claro que, de momento, sólo tengo dos opiniones. ¿Y vosotros, qué pensáis de PixiDixi como nombre para una revista de televisión?
Os dejo con un temazo de Pixie Lott que, mira tú por donde, será la telonera de Lady Gaga en el concierto-pachanga-piñata que dará ¿la mujer? en Dublín a finales de octubre. Tenemos las entradas. Lo vamos a pasar tomatera. Esta es una expresión de BrendaMola. Que ha resucitado. Just sayin´.
Sí, vale, parece otra estrella pop más. Pero mi corazón ha elegido amarla. Como dijo Arnie en la infravalorada "Terminator 3: Rise of the machines": "I´m unable to comply".
1 comentario:
¡Ay, oma, qué rica está la tal Pixie Lott, madre mía de mis entretelas!
Publicar un comentario