12 de octubre de 2010

Detox. Día 2.

Soy un zoquete. Empecé el detox a la carrera y ayer lunes, primer día de este ayuno infernal, no me pesé. Hoy martes, tampoco. La cosa es que me levanto a las 6:30 am, salgo de casa a eso de las 7:00 am y vuelvo a casa a las 7:00 pm. Se me olvida pesarme.

Y no me apetece nada salir en la noche a pesarme. A las seis de la tarde, ahora mismo, en Dublín, la ciudad es tomada por los vampiros.

Mañana lo haré... si no se me olvida again... con lo que me pesaré al final del tercer día de detox. Brillante, chico. Brillante.

Con respecto a las sensaciones: hoy la mezcla sabía mejor, tenía un limón más que ayer (hoy eran cuatro por los tres de ayer) y se ha notado. No es que sea limonada, pero tiene un regustillo simpático. El problema ha llegado cuando se me han acabado los dos litros de mejunje. Que ha sido a las cinco de la tarde.

Son ahora mismo las 8:51 pm y mi tripa ruge. Si ahora mismo me llevaran a un establo, me comería a un caballo, las maderas que sostienen el establo y, muy posiblemente, al jinete. Si es un hombre pequeñito como los jinetes de Los Simpson, entrarán mejor.

Aaaaaaah... Jinetes de Los Simpson.... Yummy...

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