
El tomito me costó 11´95 euros, es decir, que sale a menos de 2´50 el cómic, lo que es un robo manifiesto. Cada número de este Flash no vale más de medio euro. El problema son los guiones de Marc Guggenheim, que podría dedicarse a otra cosa; y los dibujos de Andy Khun, Paco Díaz (estos están un poco mejores) y Tony Daniel (de éste salvo sus splash-pages). Tanto el guión como los dibujos intentan ser "molones" a toda costa, pero se nota demasiado y no cuela. En los primeros diálogos de Flash meten tantas referencias pop y chistecillos a lo Spiderman que uno se da cuenta de que matarlo era la decisión acertada. No es un personaje, es un nombre en busca de personalidad. Y no lo consigue ni en su muerte.
Hombre, la frase final mola ("Al final, sólo necesitas saber un par de cosas sobre mí. Corro mucho... y ayudo a la gente"), pero no hay nada más que rascar.
El dibujo, ya digo, no es que sea feo, pero es tan impersonal como el guión. Tony Daniel, al que seguí en la colección de Batman de Detective Cómics que Planeta DeAgostini editaba junto a la colección regular del personaje, me parece un tipo correcto pero que no deja nada para el recuerdo. Sigo teniendo 12 años, sigo queriendo ver dibujos que me flipen. Daniel no puede llegar ahí. Los otros dos dibujantes tampoco.La historia no tiene nada memorable: la abuela de Flash, que también corre que se las pela, viene del futuro para advertir a Flash de que deberá palmar para salvar a toda la humanidad, o a su ciudad, o a... Mira, no sé, me da igual. Muchas carreras hacia ninguna parte. Este Flash es aburrido y está muy bien muertecito. Ahora a ver si me releo el Flash Un año después, que creo que éste era el evento de DC por el que liquidaron a Bart Allen tan rápido, y compruebo si la decisión fue tan acertada como sospecho.
1/10

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