Despierta

Ayer sábado 29 de octubre de 2011 me robaron el portátil. El portátil que yo había robado previamente de las instalaciones de la Cadena SER. El consuelo de los ladrones es fácil (ladrón que roba a otro ladrón...); el mío, no tanto. Lamentablemente para los cacos (que viene de CACA), en la cartera negra que me hurtaron tan sólo había un viejo HP con el disco duro bien baqueteado. Nada más (para ellos). Y nada menos (para mí). He perdido unos 10 años de textos: novelas a medio empezar, monólogos de este libro (que no lo ha escrito ese tal Peter Maag, jaja), currículums, guiones y biblias de series, dossieres de proyectos, historias varias, en fin. No, no es como si le robaran el portátil a David Mamet, ni siquiera a David E. Kelley, pero quería a todos mis textos chorras como si fueran mis hijos.

Sin embargo, aunque perder esos 465 proyectos en los que llevaba trabajando meses pueda parecer un drama (que lo es), me va a venir de perlas para mover el culo. La expresión Wake-up call me encanta. No por su brillante construcción semántica, sino por su significado: "Eh, muchacho, mueve el culete que no estás haciendo nada". Por mucho que me gustaran las chorradas que tenía a medio hacer, no eran más que eso, chorradas a medio hacer. Ahora lo que tengo que hacer es escribir nuevas chorradas. Y TERMINARLAS. Porque lo más importante para la gente que escribe chorradas es terminarlas (como dijo Seinfeld después de que le fallara una reserva de un coche: "Lo más importante de las reservas no es hacerlas, sino mantenerlas"). Luego las chorradas se mandan a una editorial, se usan para hacer origamis o se imprimen para usar como papel higiénico. Pero ahí, dentro de un ordenador, a medias, ocultas, no valen para nada.

Puesto que las anteriores no me dieron de comer (o lo hicieron hace ya demasiado tiempo), veremos si las nuevas lo consiguen.

Y a los ladrones, un mensaje desde el respeto más absoluto: os arrancaré la vida.