Dicen que no hablo

Bienvenidos a mi nuevo blog. Ya he perdido la cuenta de cuántas webs y blogs llevo, si hay un máximo estoy en serio peligro de ser expulsado de la comunidad cibernética. Enumeremos rápidamente: Cielo de vainilla, Doctor Geller, Que paren las rotativas, Dublin Bubbles, Contra y Portada, BrendaMola y alguno me dejaré por ahí.

Este, el vigesimoquinto (no sé si vigesimoquinto se acentúa o no, no me sé las reglas esas, yo siempre lo he hecho "a ojo"), nace con la sana intención de quedarse. Algún tiempo. Este verano. Diez minutos, al menos. Nace este blog de dos sentimientos y/o pensamientos:

1. Me acerco a las 30 primaveras y sentía la necesidad de cambiar la "página que me representa en internet"

Yo no tengo Facebook y cuando alguien me pregunta que si tengo Facebook (aparte de querer incinerar su cuerpo con un puño de fuego) me gustaría poder decirle "No, al contrario que el mundo occidental, no tengo Facebook, pero soy un viejo aficionado a aquello de los blogs, ¿recuerdas el formato? Entrañable. Estoy bastante orgulloso de mi blog y representa bien mi forma de ser, así que te voy a dar la dirección...". Vale, si suelto todo eso es probable que quien me preguntó por el Facebook haya decidido saltar de un séptimo piso atravesando la ventana (... con lo que conseguiría mi propósito inicial de liquidarlo), pero la idea es la siguiente: el Delorean no me mola. Serán los colorines, los vídeos, las fotos o quéséyo pero lo miraba como el que mira ese tupper con pollo que lleva ya unos días en la nevera, con muchas sospechas. Es la hora de darle un abrazo muy fuerte al Delorean.

2. Es la hora de hablar

No son pocas las personas que en los últimos días (meses) me dicen, en tono "jachondo" o de forma hiriente (depende de la calidad de cada persona), que "no hablo". Esto es cierto y no lo es. En primer lugar es cierto porque me duele. Me duele mucho. Me duele porque es verdad y pocas cosas hay más ciertas que eso de la verdad duele. ¿Duele? Entonces es que es cierto. Si me dijeran "Juan, tus pies parecen los de una pequeña mujer china" no me dolería. Mis pies pueden emanar olores de todo tipo, no lo negaré (Loida tampoco lo negará), pero tienen un tamaño de hombre español. Un tamaño estándar. Hablo de una 42-43.

Pero, del mismo modo que decir que "no hablo" es cierto, también no lo es. Creo, y defiendo, que hablo lo que tengo que hablar. Creo que el lenguaje, el acto de usarlo para comunicarse con los demás, está mal usado. Hoy en día, la gente abusa de él. Se oye cada cosa... Con el paso del tiempo he preferido ir limitando mis intervenciones. Un poco de forma consciente y un poco de forma inconsciente, cada vez he ido hablando menos. No quiero decir estupideces. Error, lo expresaré mejor: Quiero decir estupideces con fundamento. Me encanta decir estupideces, pero tienen que estar bien dichas, joder. No ponen a cocinar en la tele a un mileurista que llega sin tiempo a casa y se abre unas latas de conservas, no, ponen a Arguiñano, que tiene unos conocimientos, que le pone un cuidado, cierto mimo. Lo que intento decir es que la mayoría de la gente que habla mucho y sin parar son mileuristas que abren latas de conservas con el lenguaje. No digo que carezcan de conocimientos, ni que sean incultos, ni que sean una forma de vida inferior... esto..... Nooooo... En absoluto... Lo que digo, porque estoy divagando, es que la gente suelta mucha morralla por la boca. La gente habla demasiado, habla sin parar, y pocas veces dice algo interesante. Lo siento, pero es mi opinión.

Me encanta hablar. Me encanta hablar cuando tengo algo interesante o divertido que decir. Cuando no lo tengo, cuando mi aportación va a ser la nada absoluta, callo. Cuando la gente no tiene nada que decir, habla. Entonces, ¿el mundo está equivocado y tú estás en lo cierto, Juan? Mmmm, no del todo. Es cierto que, con el paso del tiempo, he ido extremando este actitud. Entre mi timidez y mi "habla selectiva", cada vez hablo menos y menos... Puede que haya llegado a niveles preocupantes. Intentaré hablar más, no es necesario que cada intervención esté preñada de perlas. Pero intentaré que así sea cuantas más veces mejor. Mi pasión por la comunicación en condiciones me está llevando a la... oh, no... incomunicación.

Como dicen que no hablo, intentaré decir cosas para que dejen de decirlo. Combatiré su lenguaje con mi propio lenguaje. Porque sí, me molesta. Y, a mis casi 30 años, me sigue importando mucho lo que dicen los demás de mí. Oh, shit. Y, como hablaba poco en el Delorean, como no contaba mucho de lo que realmente me pasaba, hablaré aquí un poco más. Habrá menos fotos, menos vídeos y menos fanfarria... pero habrá mucha más chicha. That I can promise. Vamos allá.

Por cierto, hablando de hablar, acabo de hablar cosa mala (meaning cosa buena) en DolceCity Dublin. Es un post sobre un sitio riquísimo, y simplísimo, de batidos. Lois me invitó el otro día a uno de Kinder Bueno y no puedo imaginar un mejor regreso al mundo del dulce (llevaba sin tomar azúcar, bollos o tartas cosa de un mes). Podéis leer el artículo pulsando aquí.

Cuando terminé de escribir esto estaba escuchando "Lady Jane" de Mika.